1.¿Por qué es difícil fijar los fines de la educación?
A lo largo del transcurso de la historia se ha llegado a dos conclusiones: la primera se corresponde con la gran importancia de la educación y la segunda, debido a dicha importancia, la educación es ‘’esencialmente problemática’’.
Esto se debe a que la educación es un sistema complejo, constituido por diversos agentes educativos con distintos intereses, ya sean sociales y/o grupales o individuales. Los miembros de la sociedad son partidarios de unos fines que no tienen que corresponderse los unos con los otros puesto que dicha sociedad se compone de unos ciudadanos con diferentes ideologías y percepciones de la sociedad, por lo tanto, cada uno busca, en la educación de las futuras generaciones, unos fines concretos que se adapten a su forma de pensar y actuar, es decir, a sus valores. Por ello, es necesaria la existencia de una política educativa que solucione todos aquellos conflictos que surgen a la hora de fijar los fines educativos.
Como se ha podido demostrar históricamente, dicha política es muy difícil de conseguir, a pesar de que se ha llegado al consenso social de que sean los agentes políticos los encargados de fijar los fines educativos, ya que estos siguen sujetos a los propios intereses del partido que gobierna en ese momento y que no siempre coinciden con los de todos los ciudadanos, como se puede ver muy bien en España a través de los conflictos que surgen cada vez que se proponen cambios en la Ley de Educación.
2. ¿Cuál era la concepción en los siglos V y IV?
En los siglos V y IV nos encontramos dos concepciones educativas que están ligadas entre sí. Nos referimos a la concepción griega y romana.
En la polis griega, los fines de la educación aunaban una formación intelectual y moral pero, dicha formación, solo la recibían los ciudadanos de la polis, condición que excluía a mujeres, esclavos y metecos. En este contexto surgieron, entre otras, dos voces importantes: la primera la de Platón que defendía una educación diferenciada en tres grados de enseñanza atendiendo a las distintas clases del Estado. La segunda, la voz de su discípulo, Aristóteles que, al igual que su maestro, defendía que la educación era lo más importante pero disentía de la idea de la diferenciación de clases. Aristóteles apostaba por una educación única y pública. Otro punto, en el que sí estaban de acuerdo y defendían, es que el Estado es el que debe definir el sistema educativo.
Roma heredó muchos aspectos de la cultura griega, por lo tanto conservaron los saberes clásicos a los que añadieron los saberes prácticos. Aunque tomaron preferencia estos últimos, ambos saberes teóricos y prácticos se complementaron perfectamente.
3. ¿Para qué se educa?
Como ya hemos comentado, en la primera pregunta, históricamente se ha considerado la importancia de la educación y los conflictos que surgen de la misma. En todos estos siglos de historia, los fines de la educación han sufrido transformaciones desde la concepción griega y romana, pasando por la formación de los buenos cristianos de la Iglesia, el Renacimiento y su formación humanística hasta llegar a la Revolución francesa donde aparecieron los sistemas educativos públicos.
Todas estas transformaciones vienen dadas por la búsqueda de los fines de la educación que se corresponden con las necesidades de la sociedad, que se corresponden con la búsqueda del desarrollo individual de la persona, la autonomía plena del niño que en un futuro se encargará de transmitir el legado cultural a las generaciones futuras, tal y como las generaciones adultas hicieron con él en su día, y cuyo proceso repetirá cada generación para poder preservar esa herencia cultural a lo largo del tiempo. Además dicha autonomía es importante a la hora de hacer posible la integración de las nuevas generaciones en la sociedad y el sistema político.
4. ¿Cuáles son los fines de la educación en nuestro contexto/legado actual?
El fin más importante de la educación es el conocimiento que permita la creación de una democracia deliberativa, sobre todo en la actualidad que nos encontramos en un mundo en el que reina la globalización (proceso económico, tecnológico, social y cultural), es decir, nos encontramos en un mundo, en los que los países son interdependientes, en el que el conocimiento se convierte en el fin más importante de todos.
Para crear una democracia, una sociedad plural en la que reine el respeto y la tolerancia, es básico que dicho conocimiento se base en los cuatro pilares de la educación: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a vivir juntos, aunque el autor solo se centre en dos que son aprender a aprender y aprender a vivir juntos.
Los objetivos que se buscan para lograr este fin es que los niños adquieran y sepan poner en práctica los conocimientos básicos que necesitan para vivir en sociedad, que se desarrollen totalmente, que desarrollen su propio criterio que les lleve a la solución de todos aquellos problemas que surjan dentro de la sociedad y que sepan convivir los unos con los otros. Algo que viene con la globalización es la multiculturalidad y por lo tanto es imprescindible en educar en la diversidad de culturas fomentando el respeto y la tolerancia.
Por lo tanto, el papel del conocimiento es fundamental para crear una democracia plural, en la que los ciudadanos sean capaces de opinar, participar y solucionar todos aquellos problemas que surjan dentro de ella, gracias al desarrollo de su personalidad, a los valores que han adquirido a lo largo de su educación (en el que juegan un papel muy importante los agentes educativos) y a los conocimientos que les ayuden a defenderse en el día a día, porque la educación es la encargada de enseñar a vivir, y para ello es necesario que los agentes educativos se basen en estos pilares para ser competentes a la hora de educar y conseguir el fin que tanto se busca.
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