5.20.2011

El fotógrafo Manu Brabo aterriza en Madrid

El español regresa de Libia tras 43 días de encierro.- Se teme que un colega sudafricano que estaba con él durante su captura ha muerto por disparos de las fuerzas de Gadafi

EL PAÍS - Madrid - 20/05/2011 


Después de 43 días de cautiverio en una Libia en guerra, el fotógrafo español Manuel Varela de Seijas, conocido profesionalmente como Manu Brabo, acaba de aterrizar en Madrid procedente de Túnez, donde fue trasladado tras ser liberado el miércoles por el régimen de Muamar el Gadafi. Este desenlace feliz, sin embargo, contrasta con el de su colega sudafricano Anton Hammerl, que se encontraba con Brabo y con otros tres periodistas cuando fueron capturados, y al que la familia da por muerto. Dos de los compañeros de cautiverio de Brabo, los estadounidenses James Foley y Clare Morgana Gillis, que también recuperaron la libertad el miércoles, informaron anoche a la esposa de Hammerl, Penny Sukraj, que pensaban que no había sobrevivido a los disparos de los leales al coronel durante el incidente.


(AP / Saturday Star)



"El 5 de abril Anton fue tiroteado por las fuerzas de Gadafi en un lugar muy remoto del desierto libio. Según los testigos, sus heridas eran tales que no pudo sobrevivir sin atención médica", señala su familia en una nota en la red social Facebook. En el texto, se indica que recibieron ayer las "devastadoras noticias" de la muerte del fotógrafo y que "las palabras no son suficientes para describir el increíble trauma que la familia Hammerl está pasando".
La esposa del fotógrafo confiaba en que este regresara con vida, ya que el Gobierno libio informó a las autoridades sudafricanas y a las austriacas (tenía doble nacionalidad) de que había sido capturado. Sin embargo, sus esperanzas se diluyeron cuando el miércoles fueron liberados, tras 43 días de encierro, los demás reporteros que le acompañaban cuando fueron detenidos cerca de la ciudad libia de Brega: los estadounidenses Foley y Gillis, el británico Nigel Chandler y Brabo, que llegó anoche a la capital tunecina tras un viaje en automóvil de cerca de ocho horas desde la frontera libia. Los cuatro periodistas, acusados por el régimen de entrar en el país sin permiso, han sido condenados a un año de prisión, eludible por no tener antecedentes, y a una multa económica de unos 100 euros. El portavoz del régimen, Musa Ibrahim, aseguró el miércoles desconocer el paradero de Hammerl.
Foley y Gillis relataron por teléfono a la esposa del sudafricano que al parecer, el fotógrafo recibió un disparo en el estómago, según una amiga de la familia, Bronwyn Friedlander, citada por The New York Times, que se encontraba con ella en la casa en Londres donde reside con los hijos de la pareja.
Según los periodistas estadounidenses, después de que los leales a Gadafi iniciaran el tiroteo, escucharon a Hammerl pedir ayuda. Foley le preguntó si estaba bien, y el sudafricano respondió que no. Cuando volvieron a llamarle, ya no hubo respuesta. Las fuerzas libias capturaron a los reporteros, que no volvieron a ver al sudafricano. Pero contaron a Sukraj que pensaban que sus heridas eran tan graves que no había esperanza de que sobreviviera sin atención médica inmediata.
Por ese motivo, la familia de Hammerl, de 41 años, considera "de una crueldad intolerable que los leales a Gadafi conocieran la suerte de Anton todo este tiempo y optaran por encubrirlo".
El sudafricano, antiguo jefe de fotografía de The Saturday Star en Johannesburgo, cubría la guerra libia desde marzo como freelance.


Fuente 



Brabo: 'Empezaron hablando del Mundial y 

acabaron acusándome de espionaje'


"Como una película" vivió Manu Brabo su detención, el pasado 5 de abril, por las tropas de Gadafi en la línea de frente libia. Pese a que pasó momentos difíciles, nunca perdió la esperanza de verse libre. El fotoperiodista español llegó este mediodía a Madrid después de ser liberado por las autoridades libias el miércoles por la tarde.
Flanqueado por sus padres y con el calor de sus amigos, que vestidos con camisetas en su apoyo le dedicaron aplausos y felicitaciones, Brabo ha relatado cómo fue su detención y los días que pasó en los calabozos del régimen de Gadafi. El fotógrafo cubría el conflicto entre los rebeldes y las tropas libias desde mediados de marzo. "La cagamos un día pisando más de lo que teníamos que pisar. Hubo un contraataque de los 'gadafos' y estábamos en primera línea de frente; el ejército de Pancho Villa echó a correr", ha explicado.
"Disparaban sobre nosotros; yo intenté salir de la carretera. Nos pillaron y ya no sé, todo fue como una peli: te fríen a culatazos, te meten en un pickup...", continuó. Se encontraba en las inmediaciones de Brega, junto aClare Morgana Gillis, Jim Foley -ambos reporteros estadounidenses- yAnton Hammerl -periodista sudafricano-.
"Lo de Anton ya lo sabéis", dijo refiriéndose a su malogrado compañero. El periodista trató de "enganchar algún vehículo de los que huía", según el relato de Brabo, pero fue visto por última vez "pálido y con las tripas fuera" cuando a los demás les subían por la fuerza en un vehículo gadafista. "No sé qué ha sido de él", ha dicho Brabo.
El reportero, de 30 años, aseguró que "nunca perdió la esperanza" y que en su imaginación proyectaba un "rescate de los Navy Seals" y "rezaba para que algún testigo relatara lo que les había ocurrido". Asegura estar "flipado" con lo que ha pasado y por el apoyo que ha recibido de sus compañeros periodistas y sus amigos, que montaron plataformas en Facebook, recogieron firmas y organizaron marchas para pedir su liberación, junto a su familia. "No sé cómo os puedo dar las gracias ni cómo me merecía yo esto... Sois la hostia".
Poco después de ser detenidos, los periodistas fueron llevados a una cárcel militar de Trípoli. "Pasé 12 días aislado en un centro militar, dondeme sometían a cuatro horas diarias de interrogatorios", ha comentado en una rueda de prensa. "Los interrogatorios siempre empezaban bien, diciéndome que España y Libia eran amigos y que los libios celebraban la victoria en el mundial de fútbol. Pero luego me acababan acusando de espionaje", señaló.
Después fue trasladado a una cárcel con presos comunes, compartiendo celda con otros ocho reos. "Se está mejor en la cárcel, lo prefiero al aislamiento", dijo el gijonés. "Un día, pude hablar con mi familia y desde entonces me sentí mejor. Encontré que sabían mucho más que yo", incidió Brabo que demostró no haber perdido un punto de ironía.
Los siguientes días se sucedieron con absurdas comparecencias en el juzgado, hasta que fue llevado a un chalé. "Encontré una cama, dos libros en inglés, un espejo y un plato de pescado con gambas", afirmó. "Pero la OTAN bombardeó cuatro horas después y nos devolvieron al centro militar", prosiguió. Sin embargo, al día siguiente los llevaron a otra casa, que Brabo llama "la granja de engorde". "Nos han tratado bien y para que pareciéramos personas nos daban de comer mucho".
No se arrepiente de haber ido a Libia a cubrir el conflicto, pero ahora Manu Brabo quiere estar con su familia y amigos. "Quiero descansar, tratar de hacer vida normal", ha dicho. "El día que me pillaron estaba viviendo el sueño de mi vida, estaba haciendo lo que quería hacer. Asumes que te puede pasar algo, pero nunca piensas que te vaya a pasar a ti. No me arrepiento", concluyó Manu, emocionado por la bienvenida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario